jueves, 26 de mayo de 2011

Diario de la plaza Día 7.


Diario de la plaza
Día 7.

I
Con el concepto de imagen visual ha existido, arqueológicamente, en Occidente una cierta ambigüedad, desde su realce en la antigüedad gre-romana hasta su desconfianza en esa y en otras épocas.
Uno de los principales activistas de los ’60, Guy-Ernest Debord, en la sociedad del espectáculo, concibe a la imagen como el espectáculo que se radicaliza en lo mediático. En esa misma época, un contemporáneo suyo de país y fechas, Michel Foucault, sostiene la conocida y celebrada teoría sobre el control y la vigilancia, amparadas ambas y acogidas por el panóptico, el ojo que todo lo ve. Así, Foucault recuperaba esta noción de Bentham –utilitarista inglés-. El panóptico se distribuía en espacios carcelarios, educativos, industriales, es un ojo que sigue y persigue. Dos teorías opuestas –en principio- sobre la imagen-visual: espectáculo y/o vigilancia como castigo.
En la actualidad, para muchos superado el espectáculo por el post-espectáculo (estética del reality) y la vigilancia como castigo –el panóptico- por la sociedad de control (contraseñas, digito, collar electrónico), habría que preguntarse, desde las plazas y las redes, si son tan opuestas, si han sido superadas (cosa difícil en las ciencias sociales) o han mutado e integrado, en las nuevas transformaciones del poder.

II
En las plazas el espectáculo está presente, pero, también, en las pantallas (televisión, Internet). Cada día más una movilización debe de aspirar a frases llamativas y, en algunos casos, con cierto grado de poética; a imágenes que se destaquen por su imaginería; a pantallas que potencien una estética de lo llamativo y vistoso. Pero, también, hay panópticos, ojos que todo lo ven (“sonría lo estamos filmando), servicios de seguridad, “inteligencias” (no siempre inteligentes) policíacas, múltiples archivos con millones de informaciones prácticamente imposibles de desclasificar. ¿Serán tan opuestos el espectáculo o post espectáculo y el panóptico o sociedad de control?

III
Si el Partido Popular gana las elecciones generales tendrá, entre sus manos (nunca mejor dicho), prácticamente, el aparato del Estado. Autonomías, congreso, presidencia de la República, ministerios, ayuntamientos, etc.…, una porción ínfima le corresponderá al Partido Socialista (¿Obrero?) Español y una aún más ínfima a Izquierda Unida. Los partidos autonómicos tendrán que intentar alianzas para ocupar algunos de los sitios del aparato del Estado. Como nunca, en los últimos 30 años, la derecha y extrema derecha podrá implementar lo que no-dice pero, con ese silencio y ambivalencia, “dice” que llevará adelante.

IV
Un fantasma y espectro recorre España… no, no es el del comunismo, sino el de la derecha y ultra-derecha.

Escrito en la plaza del 15-M, Valencia, a 26 de mayo.

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