miércoles, 14 de marzo de 2018

De confidentes y verdades musitadas


De confidentes y verdades musitadas








I
El final del siglo XX y comienzos del XXI, implicó un cambio importante en las relaciones entre ciencias sociales, humanidades, arte y producción artística y política. Mientras las universidades y las agencias de evaluación globales, adquirían un modelo de producción científica neoliberal que se había globalizado, junto con la economía; activistas, escritores, videoartistas, músicos, transversalizaban la producción desafiando a esos modelos que –como cuotas de mercado- planteaban la separación –más conversadora aún que la teoría sociológica de los campos- entre ciencias y prácticas poéticas –en un sentido amplio-. En efecto, a la sociología o la comunicación, se las ubicaba como ciencias sociales aplicadas, dependientes de mercados del saber y de sus prácticas políticas y estéticas.
Se produce un retorno a un neo-positivismo neo-objetivista, que, en el fondo, intenta ocultar su incapacidad para referirse a un mundo sin mundo (mundialización), o a una a refencialidad llamada globalización (lo global no tiene referente). Y, aún más, a un tiempo fuera del tiempo. Ruptura de la binariedad del espacio y el tiempo y terceridad de la luz.

II
No existe la sociedad, clama el espectro de Eloy Fernández Porta, pero –como todo espectro- desde la palabra musitada. Como el espectro de Hamlet aparece por las noches y a media luz y le habla –quien lo escucha tembloroso- a Horacio, quien siente pavor y asombro. “Juro a Dios que nunca tal creyera sin el testimonio fiel de mis propios ojos”. Es una confidencia, un secreto, a media luz (como canta el tango). La sociedad nunca ha existido, es una fábula, una performance, la luz sin luz, o el retorno de las luciérnagas. La sociedad es canibalizada por la demoscopia, desde Colón, quizás el primer sociólogo y demoscópico–quien les colocó el nombre a los caníbales y los midió-, mientras que el espectro de la confidencia no canibaliza sino que antropo e iconofagiza el cuerpo.

https://www.youtube.com/watch?v=XvtiM48eKHI

En la confidencia. Tratado de la verdad musitada se ubica en el entre o intersticio de una sociología de las emociones y de un activismo estético (para ir más rápido) y anéstetico (por utilizar un término Dadá). Es un juego de emociones, de confidencias que el lector asume –en su activismo- cruzando la pantalla de la página e introduciéndola en su secreta lectura. Novela negra y sonido a-tonal, escritura de no ficción, provocada por la ficción de una escritura que se desborda como signo sin referente. Vulgaridad, habladurías, hablar por hablar, sin sentido de la palabra. Ésta, ya ha sido desbordada. Primera estación: el silencio (escucho a Cage en 4’33’’)


Próxima estación: el secreto. Freno de mano al tren de la historia.  Un tajo en la historia, desgarrar el relato hasta que vuelva imposible la narración.

https://www.youtube.com/watch?v=0J9fTmVxxoM&feature=youtu.be


III
La confidencia no puede encararse desde un solo registro. La mezcla de “máquinas” (Deleuze) visuales, sonoro-vocales, escriturales, corporales, mezcla carne y hambre. La voz se acerca al oído y musita. En la confidencia ingresa por caminos laberínticos. Frente a la autovía capitalística de mercado que nos indica hacia donde tenemos que ir y el GPS que nos va llevando para llegar más pronto, los caminos que no tienen dirección. El AVE, pájaro de metal, llega sin viajar. El secreto se pierde y nos pierde. El hombre sin nervios espera y musita.
Camino de bosque, la chica cubierta se pierde entre los bosques: musita. Invasión de fuegos sobre “las malas hierbas” y ruidos de constructoras que invaden la floresta –tal cual máquinas de guerra- y ponen en peligro el silencio.

https://www.youtube.com/watch?v=f_g8LDAxIiE&feature=youtu.be

Si Narciso no existiera habría que inventarlo. Pero su fealdad no le permitiría mirarse en el espejo de agua. Se horrorizaría. Si monstruosidad viene de mostrar, la imagen es monstruosa y no puede referirse a una “belleza” en-rostrada. El pathos de En la confidencia es más pathosformel (Warburg) angustia, emoción, rostro patético atravesado por el temblor. Sujeto, sociedad, cultura, avergüenzan a las emociones. Sentir vergüenza es el mayor estimulo. Remedio y enfermedad, droga y veneno, pharmakon de la red (pharmakon electrónico), arqué y mal de archivo. La mitología solo puede asumirse desde el mal. El gran Otro avergüenza al hombre sin nervios.

IV
En la confidencia se presenta como un tratado, trata y asume que la verdad solo puede musitarse, no plantearse desde el alegato brutal del grito. El amor y la amistad unen, el silencio traza tramas. Alienados: alien-ese Gran Otro. Mercantilismo y humanismo, jamás serán vencidos, parafraseando a Nicanor Parra. La confesión es el tercero en discordia. Freud lector de San Agustín. Foucault observa e interrumpe la lectura.
Datas: ceros y unos por todas partes. Pero Facebook es más autoritario aún: me gusta. Dissa (Sukenick), reparto de sensibles y no de banderas: el des, desacuerdo, desafiliar, desasociar. Competencia dadaísta entre una máquina de coser y una de escribir. ¿Quién gana? La máquina de coser, tejer, textualizar.
Diseminar, expulsar semen, eyacular, la imagen sólo puede ser posible desde los flujos, fluidos : “leakear”. Máquina de escribir sobre la cual se expulsan las letras. Flaca grafía montada sobre Rocinante. Cervantes o Fernández Porta. Los selfies son las nuevas fotos de los DNI. @sujeto o #sujeto, ambos son interpelados piden – ruegan ser interpelados.

V
El sujeto rapea, en la actualidad, pedalea al ritmo del rap, se desequilibra moviendo sus brazos en la ciudad virtual sobre dos ruedas. Los políticos imitan el rapeo. El rock deja por el camino la performance de Jimi Hendrix con fuego y agua o, en otro registro, con la comida y el sexo y se pop-ulariza en los medios. Ya se veía venir cuando Frank Zappa (el tocapelotas norteamericano como se lo definió recientemente) declara ante la Comisión de Comercio, Tecnología y Transportes del Senado americano, ante la denuncia entre otras de Tipper Gore, esposa del futuro vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore. Un defensor de la multinacional ecologista. Si la ley que controla al rock y no al country “fuera aprobada”, cuchichea Zappa, “tendría un efecto proteccionista para la música country, dando más garantías a los cowboys que a los niños”. Rapear, teclear (otro forma de rapeo), correr hacia ninguna parte. O cuchicheo y chisme.
El fin del oyente confiable y la huida del hombre sin nervios.

VI
El escritor de auto-ayuda nos quiere ayudar. Generosa multinacional del sujeto. Democrática tecnología del yo. Humanismo del mercado yoístico. Paranoia, panóptico lumínico: no, “ese rumor no es nuestro”. Legado ciberpunk, lucha del individuo contra estas multinacionales (de la auto-ayuda, del sujeto, de las tecnologías del yo y del rumor), secularización del hombre contra los dioses. Madre electrónica (el móvil), madre lavadora. Segunda naturaleza, ¿o tercera? ¿O cuarta? La numeración no es más que un salto cuántico, número transfinito que imposibilita contar, aleph que contiene las imágenes en otras imágenes. Cantor tiene una apellido musical. Musita tras los números que se nombran con una lengua fuera de la lengua: aleph. Retorno circular: ciencias sociales, humanidades, arte y producción artística y política, retornan pero esta vez como trauma, musitando en la confidencia. La mujer no confunde al hombre sin nervios con un sombrero sino con otra persona.

No hay comentarios: